IV Simposio de Arte Rupestre
ARRIEROS Y MARCAS DE GANADO:
Expresiones de arte rupestre de momentos históricos en el desierto de Ischigualasto
María Mercedes Podestá
Diana S. Rolandi
Anahí Re
Oscar Damiani
Presentación
Se presenta la información correspondiente a los grabados ejecutados en tiempos históricos presentes en el Parque Provincial Ischigualasto (provincia de San Juan, Argentina) donde un equipo del INAPL y de la Universidad de San Juan lleva a cabo investigaciones arqueológicas desde 1999. Analizados en sus aspectos morfológicos, técnicos, relativos al emplazamiento y al uso del soporte, a su funcionalidad y significación, estos conjuntos guardan los componentes necesarios para ser considerados dentro de los estudios de arte rupestre y, dada su situación temporal, dentro del campo de la arqueología histórica. Al igual que el arte rupestre de momentos prehispánicos conforman un sistema de expresión plástica que refleja el mundo simbólico de un determinado grupo humano que, en el caso de Ischigualasto, está íntimamente asociado al arreo de vacunos. A través de estas expresiones pueden analizarse temas relacionados con la propiedad del ganado, al uso recurrente de los caminos de circulación y a la pervivencia de esta costumbre andina desde tiempos ancestrales.
En este trabajo se presenta la información procesada hasta el momento de los sectores Piedra Pintada y El Salto. Esta será completada más adelante, lo cual permitirá profundizar la discusión que se presenta aquí en forma preliminar.
Caracterización del área
El denominado Parque Provincial Ischigualasto o Valle de la Luna se sitúa en el sector noreste de la provincia, departamento de Valle Fértil, próximo al límite con la provincia de La Rioja, colindando con el Parque Nacional Talampaya (Figura 1). Geográficamente forma parte de la frontera occidental de las Sierras Pampeanas, constituyendo la Sierra de Valle Fértil su límite occidental y suroccidental. Según su clasificación ecológica se inserta en la Provincia Monte Occidental que se caracteriza por una cubierta vegetal xérica arbustiva, con especies halófitas en sectores salinos. El clima es árido-desértico, con grandes amplitudes térmicas diurnas y anuales, elevada heliofanía e insolación, importante transparencia atmosférica, escasa humedad y muy reducida nubosidad, con parámetros asociados a un régimen pluviométrico netamente continental, con lluvias exclusivamente estivales (noviembre a marzo). No se cuenta con series estadísticas de precipitación, pero puede citarse valores mínimos anuales de 83 mm (1973) y máximos cercanos a los 400 mm (1975).
La amplia hoyada de Ischigualasto, que tiene una altura sobre el nivel del mar que varia alrededor de los 1300 metros, es drenado por varios ríos secos. El valle está dividido en dos cuencas hidrográficas separadas por una divisoria de baja altura que aparta a los colectores principales: el río Agua de la Peña, que desagua la cuenca hidrográfica de la mayoría de los ríos de la hoyada y el río de la Chilca, que drena su cuenca homónima. Ambos colectores transportan sus aguas de crecidas, desembocando en la margen izquierda del río Bermejo. Los veranos son prolongados y calurosos con temperaturas máximas de 44 a 45°C. y los inviernos son cortos con mínimas absolutas de –8 a-10°C. La temperatura media anual, puede estimarse en 16 a 17°C, tomando como referencia las estadísticas metereológicas de la estación más cercana, San Agustín de Valle Fértil.
El Parque Provincial Ischigualasto abarca 60.369 hectáreas. Se encuentra ubicado a 83 km al norte de la localidad de San Agustín de Valle Fértil y el área de amortiguación del Parque incluye las poblaciones de Baldes del Rosario y Baldecitos que suman unos 300 habitantes entre ambas (Figura 1). En 1968 se fijan los límites del Parque, sin embargo éste es efectivamente creado cuatro años después . Fue declarado Monumento Histórico en la década del 90 y en el año 2000, junto con el Parque Nacional Talampaya, fue reconocido como un bien de características excepcionales a nivel mundial y declarado “Patrimonio Natural de la Humanidad” por la UNESCO .
Antecedentes de Investigación
La Universidad Nacional de La Rioja y Administración de Parques Nacionales se ocupan hoy de la investigación arqueológica dentro de los límites del Parque Nacional Talampaya, contiguo a Ischigualasto. Por el contrario, antes de 2000, la evidencia arqueológica de Ischigualasto no había sido objeto de estudios sistemáticos y solo existían breves menciones (Monetta y Mordo 1995/96:69-71, Gambier 2000:20-23) y un informe preliminar de un proyecto de documentación del arte rupestre de Ischigualasto que no tuvo continuidad (Sanchidrian Torti y Márquez Alcántara 1998).
En 1999 el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), junto con el Museo de Ciencias Naturales de la UNSJ, fue designado, de acuerdo a las instrucciones del Comité de Enlace con la UNESCO, el organismo apropiado para llevar a cabo el estudio de los bienes culturales de Ischigualasto . En un primer momento, los trabajos se orientaron al relevamiento e interpretación de las manifestaciones de arte rupestre grabado. En esta temática, las labores realizadas documentaron la existencia de una gran cantidad de sitios con arte rupestre prehispánico e histórico (Podestá y Rolandi 2000, 2001; Riveros y Varela 2001; Rolandi et al. 2002, Sanchidirán Torti y Márquez Alcántara 1998 ). Los sitios con grabados rupestres son de gran relevancia y alta visibilidad arqueológica en relación con otros vestigios del pasado, características que impulsaron a dar prioridad a su estudio, sobre todo teniendo en cuenta la intensa afluencia turística que soporta el Parque. Estos vestigios son la expresión de los diferentes momentos de la ocupación humana del valle pero, para los fines de este artículo, nos referiremos exclusivamente al arte rupestre de tiempos históricos, íntimamente relacionado con paso de los arrieros de vacunos por Ischigualasto durante fines del siglo XIX y comienzos del XX.
También se identificaron otro tipo de recursos arqueológicos que requieren de mayores estudios: concentraciones superficiales de materiales líticos y cerámicos (estos últimos de filiación estilística Calingasta y Angualasto principalmente), estructuras de piedras de colores (Rolandi et al. 2002) y estructuras de piedra circulares de menor tamaño.
Aspectos históricos del arreo de ganado
Hacia fines del siglo XIX y principios del XX se produjo en la Argentina un auge de la ganadería, la demanda del exterior impulsó y acompañó el perfeccionamiento racial de los rodeos. Los países limítrofes constituían una parte importante de la demanda de carne; en este escenario provincias como San Juan, si bien no tenían un papel crucial en la producción, si lo desempeñaban como paso de ganado hacia Chile y el Pacífico.
“San Juan mantuvo siempre su principal corriente de comercio con Chile. Además de los animales vacunos engordados en la provincia y conducidos a pie a través de la cordillera se exportaban con destino a aquel país caballos, mulas, asnos, “charqui” (tajada de carne secada al sol), grasa, jabón, pasas de uva y algunos minerales de rica ley (…) de Chile venía azúcar, yerba, tabaco, sedas, calzados, géneros y manufacturas de ultramar” (Levene 1942: 258). Hay abundantes evidencias de un intenso tráfico de ganado hacia Chile desde el siglo XVII, destinado principalmente al ejército del Arauco y también al desarrollo industrial de derivados del ganado (Michieli 1992:41-42). En términos generales, Cuyo era una región con un intenso movimiento comercial en el cual los arrieros de vacunos cumplían una función vital. La importancia del arreo en esta provincia también se refleja en un censo realizado poco después de 1860, en el cual de los 32.640 varones, 4.235 se declararon arrieros de ganado (Levene 1942: 257-258), es decir el 13% de la población masculina. Como dato anecdótico mencionamos que Domingo. F. Sarmiento en sus recuerdos caracteriza a su padre como “arriero en la tropa” (Sarmiento 1998: 181).
La actividad económica predominante en la zona de Valle Fértil, donde se localiza al Parque Provincial Ischigualasto, es, desde épocas coloniales, la ganadería extensiva (Michieli 1992). El valle de Ischigualasto constituyó una importante vía vinculada a la actividad de transporte de ganado desde fines del siglo XIX hasta las primeras décadas del XX. El corredor natural que se encuentra al pie de las Barrancas Coloradas era aprovechado por los arrieros en su derrotero originado en las distintas provincias del oeste y centro de nuestro país y cuyo destino final se encontraba en el norte de Chile. Atravesando el valle de este a oeste, los arrieros conducían cientos de cabezas de ganado pasando por puntos fijos, algunos de ellos con presencia de agua, conduciéndolo hasta el río La Chilca, pasando por el sector denominado Piedra Pintada y El Salto, e internándose posteriormente en la Quebrada de la Chica que los conducía directamente hasta el río Bermejo, en dónde el ganado podía abrevar en abundancia y alimentarse luego de las carencias sufridas durante su travesía por Ischigualasto (Podestá y Rolandi 2000, 2001) (Figura 1 y 2). Los relatos y la evidencia arqueológica coinciden en señalar que la de La Chilca no fue la única travesía que surcaba el valle y que existieron también otros caminos para acceder al río Bermejo a los que no nos referiremos en este trabajo. Alcanzado el Bermejo, se dirigían a Jáchal, pasando por Huaco, Niquivil y otras localidades intermedias, algunas de las cuales aún conservan vestigios de su paso, como grandes bloques con grabados de marcas de ganado (Gambier, comunicación personal a Michieli (1992) y observaciones de Damiani). En Jáchal y en el valle de Iglesia, zonas de invernada, se engordaba el ganado aguardando el tiempo propicio para llevar a cabo el difícil cruce de la Cordillera de los Andes y así alcanzar su ladera occidental, para luego arribar al norte del Chile donde era necesario responder a la alta demanda de ganado ocasionada por las explotaciones mineras (Figura 1).
Marcas de ganado
En el lenguaje agrario se define que “hay marca cuando se estampa a fuego un signo, diseño, figura o dibujo en una parte visible del cuero de un animal y ello se inscribe en un registro especial como una propiedad” (Taborda Caro 1977:300).
Las marcas se han utilizado desde los primeros años de la colonia hasta la actualidad, provocando el desarrollo de toda una serie de reglamentaciones a su alrededor. Ya los Cabildos coloniales habían obligado al uso de marcas para hacer valer la propiedad del ganado, en un acta del Cabildo de Santa Fe del 11 de noviembre de 1576 encontramos una prueba de su uso. También en la Provincia de Córdoba en 1585 se le reconoce a un vecino el uso de su marca. El sistema se hizo obligatorio por primera vez en Santa Fe en 1577 y otro ejemplo de obligatoriedad lo hallamos en Buenos Aires en una prohibición de 1606 de matar o vender ganado sin marca. El Cabildo de Buenos Aires creó en 1609 una oficina de registro de marcas; un año después don Manuel Rodríguez registró la primera marca para ganados y su dibujo consistía en dos báculos cruzados (Taborda Caro 1977:293).
La marca era de suma importancia debido a que, en aquellos tiempos, era la única prueba de propiedad de la hacienda de los estancieros. Estas estancias eran inmensas, con superficies que podían alcanzar decenas de miles de hectáreas, en donde se criaban miles de cabezas de ganado. Es importante aclarar que el alambrado se popularizó recién a fines del siglo XIX y que el abigeato era moneda corriente. En este contexto se entiende por qué la marca cumplía una función vital.
“Aquello que en un principio fue perentoria necesidad, con el andar de los años llegó a convertirse en un verdadero blasón ganadero, distinción de los ganados y orgullo de sus dueños” (Oberti 1943: 68). Así fue como con el tiempo se multiplicaron las marcas de las más diversas formas: “instrumentos de labranza, iniciales de los nombres y apellidos de sus dueños, pájaros, árboles, atributos del culto cristiano, símbolos patrióticos, armas, prendas masculinas, miembros del cuerpo humano, utensilios del hogar y en general raras combinaciones de curvas y rectas. (…)Los hombres de campo y los peones que lograban la honrosa concepción de marcar con el “fierro” prestigiado de sus amigos o patrones solían alardear de ella en las pulperías, en las cuadreras, en los arreos o andanzas por distintos pagos” (Oberti 1943:69).
Sitios de tiempos históricos en el Parque
Diversos tipos de sitios evidencian el paso de los arrieros por el área del Parque Provincial Ischigualasto durante el lapso de tiempo mencionado Entre ellos se cuentan bloques con grabados históricos, alojos, corrales, cruces recordatorias de arrieros fallecidos, etc. (Figura 2).
Grabados
Los grabados históricos se agrupan en diversos sectores del Parque. El soporte elegido predominantemente son los bloques de areniscas ubicados a lo largo del curso del río La Chilca que, geológicamente, pertenecen a la parte superior de la Formación Ischigualasto. Alejados del río La Chica, unos pocos grabados se han ejecutado sobre los paredones del sitio denominado Agua de las Marcas y también se ubican al lado de un curso de agua.
Piedra Pintada (Lat. S: 30º 01’ 53’’, Long. O: 67º 58’ 53’’)
La zona denominada Piedra Pintada se encuentra al pie de las Barrancas Coloradas. Los bloques se ubican a lo largo de ambas márgenes del río La Chilca hasta el sector denominado El Salto a lo largo de aproximadamente 1 km, poco antes del encajonamiento de este curso de agua en la quebrada homónima (Figura 3).
La mayoría de los grabados fueron ejecutados en tiempos históricos pero también se encuentran algunos bloques que solo presentan manifestaciones prehispánicas (bloques 1, 2, 2’, 3) y otros con motivos de ambos momentos (por ejemplo, bloques 4 y 9).
Este sector consta de 28 bloques subdivididos en tres subsectores. Los bloques se localizan principalmente en la margen derecha del río La Chilca, sólo dos de ellos se ubican en la margen opuesta (Bloques 15 y 15’). De este a oeste los subsectores son:
- Piedra Pintada (subsector 1): bloques 1, 2, 2’, 3, 15 y 15’.
- Piedra Pintada (subector 2): bloques 4 a 14.
- Piedra Pintada 3 (subsector 3), se divide en 3a (bloques 18 y 19) y 3b (bloques 20 a 28),
El Salto
Consta de dos bloques que se ubican en ambas márgenes del río La Chilca (bloque 16 y 17).
- Quebrada de La Chilca
Existen referencias provenientes de relatos de pobladores actuales de San Agustín del Valle Fértil sobre la existencia de, al menos, tres bloques con marcas de ganado en la Quebrada de La Chilca, más allá del sector El Salto , quebrada que debían obligadamente transponer los arrieros para alcanzar el río Bermejo en su paso hacia la cordillera.
- Agua de las Marcas (Lat. S: 30º 10’ 50’’, Long. O: 67º 53’ 44.7’’)
Se ubica en la margen del cauce homónimo y está constituido por cuatro sectores con grabados sobre paredones rocosos.
Otros sitios
- Agua de Ischigualasto (Lat. S: 30° 10.127', Long O: 67° 51.711')
Se encuentra a la entrada del Parque Provincial, en un área baja con un manantial que todavía hoy constituye un buen lugar de abrevadero y pastaje para el ganado. Los materiales que se encuentran en la superficie del lugar revelan una larga historia ocupacional para el sitio, que podría haber sido frecuentado desde momentos prehispánicos hasta la actualidad. Se conservan restos de cuatro estructuras habitacionales, probablemente actuales o subactuales, edificadas con piedras y lajas de arenisca ligadas con argamasa o, en algunos sectores, simplemente apiladas. Presenta postes de algarrobo en alguno de sus ángulos. Asociado a los recintos se encuentra un corral que fue construido utilizando como contención el desnivel de una quebrada pequeña, con algunas de sus paredes de lajas de arenisca y otras conformadas por las rocas que afloran naturalmente (Rolandi et al. 2002). Los relatos indican que este sector fue utilizado como abrevadero por los arrieros en su entrada al valle de Ischigualasto.
- Agua de la Cortadera (Lat. S: 30° 06’ 13.8’’, Long O: 67° 53’ 52.6’’)
A 50 m del río homónimo fue hallada una cruz erigida en memoria de un arriero fallecido en el trayecto. Junto a ella se encuentra, a manera de ofrenda, una lata con monedas de las cuales la más antigua fue acuñada en 1886. De acuerdo con los informantes, hay más cruces de este tipo en la zona
- Agua de la Peña (Lat. S: 30° 5' 21.3'', Long O: 67° 55' 57.8'')
Este sector fue, sin lugar a dudas, uno de los puntos más importantes para el asentamiento humano a lo largo de toda la secuencia de ocupación del valle. Se ubica en las cercanías del único curso de agua permanente (Agua de la Peña) de Ischigualasto. Es una terraza pleistocénica sobre el río, con un sustrato de arenisca consolidada.
Además de un bloque con grabados prehispánicos y un sitio de superficie con material lítico, se encuentra un refugio o alojo histórico y un palenque. Los refugios o alojos son vestigios de las ocupaciones subactuales del valle. Están realizados con una base de hileras de pequeños bloques y completados con un entramado de ramas y palos de algarrobo, alpataco, retamo y jarilla cubiertos con barro. Estas estructuras utilizadas para pernoctar en forma precaria fueron construidas por los arrieros de vacunos que cruzaban el valle. El alojo de Agua de la Peña, que se encuentra en excelente estado de preservación, se trata de una estructura pequeña (1,62x2,12 m), de bloques apilados sin argamasa, cerrado en tres de sus lados y abierto hacia el NO (Rolandi et al. 2000).
Caracterización de los grabados históricos
En este acápite nos centraremos en el análisis de los grabados de tiempos históricos de los sectores Piedra Pintada y El Salto que utilizan como soporte un total de 25 bloques. Los bloques presentan inscripciones en una o más de sus caras, totalizando 46 (Figura 4). En algunos casos mencionados en este acápite se incluye también información del sector Quebrada de La Chilca, que conocemos gracias a las fotografías mencionadas. Las características de los motivos en cuanto a tipología, técnica de ejecución y aspectos cronológicos se detalla a continuación.
Tipología
Los grabados históricos incluyen una gran variedad de motivos representados (Tabla 1). Una primera diferenciación puede efectuarse entre motivos figurativos y abstractos. A su vez, entre los primeros encontramos:
-marcas de ganado: representan la mayoría de motivos y, como fuera explicitado previamente, dentro de las mismas pueden hallarse una gran diversidad. Así, comprenden iniciales de los nombres y apellidos de los dueños del ganado, atributos del culto cristiano, utensilios del hogar, símbolos a los cuales es difícil asignarles el referente, raras combinaciones de curvas y rectas, etc. Algunas de ellas se hallan circunscriptas por un círculo. En el caso de las iniciales, consideramos marcas de ganado aquellas simples que presentan la grafía característica, como volutas o inversiones de la letra, y también aquellas dobles o triples que se encuentran adosadas (Figura 4).
-iniciales: Se incluyó dentro de las mismas aquellas iniciales simples que no presentan ningún tipo de grafía especial y aquellas dobles o triples que se encuentran separadas entre sí. Es factible que gran parte de los motivos incluidos en esta categoría correspondan también a representaciones de marcas de ganado.
-números: Se hallan números que posiblemente representen marcas de ganado (por ejemplo, “20” [Bloques 4B y 5A])
-nombres propios: Se incluyen aquellas inscripciones de nombres de personas que posiblemente se trataran de arrieros (por ejemplo, “Hugo” [bloque 4B], “Manuel Sepúlveda 1882” y “Fleodoro Sánchez 1915” [bloque 17])
-fechas: Refieren a aquellos grabados que representan años (por ejemplo, “1889” [bloque 8] y “1891” [bloque 28]). Tienen claras implicaciones cronológicas.
-leyendas: Existen escasos ejemplos de frases grabadas en los bloques. Por ejemplo: “Al 20 de Febre [sic] de 1882 Pasó Amador Alcaya - Desertado” (bloque 16) y “amigos míos. Año 1912” (bloque 1 de Quebrada de La Chilca).
-figuras humanas: Se consignan dos casos de representaciones de rostros (bloque 7A y bloque 1 de Quebrada de La Chilca) (figura 4) y un caso de figura humana completa (4A).
Por último, entre los motivos abstractos, que constituyen un porcentaje significativamente menor dentro del total de representaciones, se incluyen aquellos de tipo geométrico-simple como líneas rectas o sinuosas, círculos, entre otros.
Tipo de grabados |
N |
% |
Marcas de ganado |
96 |
51.6 |
Iniciales |
56 |
30.1 |
Números |
2 |
1.1 |
Nombres propios |
1 |
0.5 |
Fechas |
- |
- |
Leyendas |
- |
- |
Figuras humanas y otras |
4 |
2.2 |
Motivos abstractos |
9 |
4.8 |
Indeterminados |
18 |
9.7 |
TOTAL |
186 |
100 |
Tabla 1: Tipos de motivos representados en una muestra de 7 caras de bloques.
Técnica
Los grabados están ejecutados tanto por picado como por abrasión, ambas técnicas se hallan representadas en porcentajes prácticamente equivalentes (43% y 39% respectivamente). Los motivos ejecutados por la combinación de ambos procedimientos técnicos (picado-abrasión) son los menos representados (17%) (información resultante de la muestra de 7 caras de bloques).
Cronología
Diversas variables brindan información sobre este aspecto, entre ellas, los diferentes grados de pátinas, los casos de superposiciones y la presencia de fechas inscriptas. Para los fines de este artículo nos basamos en las inscripciones de fechas debido a su alto valor como indicador cronológico. Estas nos informan sobre el rango de tiempo comprendido en la ejecución de los grabados que, según las trece fechas registradas hasta el momento, permiten segmentar este lapso entre los 1870 y 1915 años.
En lo referido a las superposiciones, existe un número limitado de ejemplos que dan cuenta de la existencia de breves intervalos en la ejecución de estos grabados dentro del lapso consignado anteriormente. Se registraron sólo cuatro superposiciones en la muestra mencionada que considera siete caras de bloques.
Consideraciones finales:
A lo largo de estas páginas hemos dado cuenta del uso del valle de Ischigualasto por parte de arrieros de vacunos que atravesaban este ambiente desértico en su paso hacia la cordillera. Cumplían, de esta manera, con actividades relacionadas con el intenso tráfico de vacunos hacia Chile, actividad relevante para esta región principalmente en el lapso comprendido entre fines del siglo XIX y comienzos del XX. Nos hemos referido en especial a un conjunto de bloques con grabados de marcas de ganado que resulta la evidencia más clara del circuito realizado por los arrieros dentro de la hoyada.
Como hemos expresado en un artículo anterior (Podestá y Rolandi 2001) estos conjuntos de grabados conforman un sistema de expresión plástica con características simbólicas que refleja una diversidad de prácticas, recurrentes en el tiempo, llevadas a cabo por un determinado grupo humano: el de los arrieros. En la versión final de esta presentación nos proponemos discutir a fondo por qué consideramos que estos conjuntos de grabados pueden incluirse dentro de los estudios de arte rupestre y, dada su situación temporal, estar comprendidos dentro de la arqueología histórica
Bibliografía
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Sanchidrian Torti J. L. y A. M. Márquez Alcántara 1998 Informe sobre la Primera Fase de Intervención del Proyecto de Investigación Documentación del Arte Rupestre de Ischigualasto (San Juan, Argentina). Convenio de Colaboración Científico-técnica entre la Universidad Nacional de San Juan y el Patronato de la Cueva de Nerja. MS
Sarmiento, D. F. 1998 Recuerdos de provincia. Emecé, Buenos Aires.
Taborda Caro, M. S. 1977 Derecho Agrario. Plus Ultra, Buenos Aires.
Agradecimientos: los autores agradecen muy especialmente al doctor William Sill por su invitación a llevar a cabo la investigación arqueológica del Parque, por sus enseñanzas y apoyo a nuestro equipo de investigación; al Lic. Justo Márquez, Director del Parque hasta 2003, por su colaboración en las tareas de campo y su permanente asesoramiento; a los guías y guardaparques, en especial a Dante Herrera, Pedro Díaz, Iván Ontivero y Víctor Villafañe; al Sr. Ercilio Carrizo por su amabilidad al facilitarnos las fotografías de los grabados de la Quebrada de La Chica. Dejamos expresado un reconocimiento especial a la Lic. Pía Falchi por la exhaustiva búsqueda bibliográfica que realizó sobre el tema de los arrieros y de las marcas de ganado. Por último, agradecemos el apoyo del resto de los integrantes del equipo: Gabriela Guraieb, Adriana Callegari y Evelyn Herrera.
Esta nominación fue alcanzada luego de las gestiones realizadas por la Secretaría de Turismo de la Presidencia de la Nación que contó con la colaboración de las universidades nacionales de ambas provincias y del INAPL. El Dr. William Sill fue el principal propulsor de ésta nominación.
Se han llevados a cabo cinco trabajos de campo a fin de identificar los recursos arqueológicos del Parque y llevar a cabo un diagnóstico del estado de los mismos. Durante las mismas colaboraron diversas personas relacionadas con la investigación y administración del Parque, entre ellas se contó con la invalorable guía del doctor William Sill y posteriormente la del entonces Director del Parque, Lic. Justo Marquez.